Tiempo18
¿Qué veredas llevan a las
colmenas de tus bosques encantados,
donde la miel ha de
resbalarse por las sedosas y carnales
columnas de tus muslos
arbóreos, ancestrales,
carnosas raíces de la
ruta del agua, hija de la lava?
¿Qué veredas, qué
sinuosas veredas,
verdes y frondosas como
el pecado,
cómo encontrarlas y
palparlas?
El poema solo alcanza a
los edenes del alma.
Quiero la tierra inexplorada,
la más salvaje,
la del origen, la de
los edenes de la materia,
donde el cuerpo, el
enjambre,
donde las uvas, donde las
frutas más frutales
de tus bosques
encantados
quintín alonso méndez
No hay comentarios:
Publicar un comentario