sábado, 14 de enero de 2023

 

Claridades 64



La delicia del queso líquida se deshoja

vertiendo avalanchas de sabores en la boca,

flores del cactus

como lengua de hembra

invadiendo el sueño,

deseo entonces de recorrerte

líquido como el fuego.

La abeja en la flor de la tarde,

anida el mirlo la pereza,

posado el vino como pubis

en la copa de la mano.

Quema la ternura del sol como un beso.

Te presiento, haciendo brisa de pájaro

en las ramas del árbol.

Más cercano el horizonte que el presagio.

Un instante se hace eterno si se prende al dolor,

apenas fugacidad si prendió en la dulzura.

Caen hojas secas, del ficus, del laurel, desde los tejados del viento.

Por los suelos se deslizan polvorientas las serpientes de la sed,

una mano seca, estéril, se aferra a la escritura,

y detrás de las verjas, en la huerta abandonada,

llueve humedad del frío, frialdad de la niebla.

Insensible la mano sostiene el cigarro, la sombra de un recuerdo,

la imagen de la belleza que me saluda desde el otro lado de la calle

y se aleja tejiendo sus tiempos, una pequeña herida en la raíz del beso,

rotas las tejas en el suelo, como hojas secas,

vacía la casa, llena de silencios, se llena de los murmullos del océano

 

quintín alonso méndez


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