jueves, 5 de mayo de 2022

 

Claridades 4




Más estimada y deseada mujer, he estado varios días ausente de mí,

en alguna parte que no recuerdo o desconozco,

y créame que el primer impulso al verme liberado de la nada más oscura

y liberado regresarme,

ha sido el de ir a mirar en el buzón de los sueños, que cuido

como un nido.

Y ahí su carta, como una barca tendida en el atardecer de la playa.

Me apropio de que le gustará saber cómo me estremezco

en largas mareas dejando navegar la mirada, espejo de mis latidos,

por cada oculta y callada palabra suya que como pájaros me escribe.

Decirle que ante lo sublime y poderoso del deseo en su más prístina lujuria,

lo sagrado de los impuros y desvergonzados sentimientos

que me produce el solo hecho de pensarla,

qué decirle de imaginarla, presentirla, en exigua literatura disfrutarla,

íntima y soñadoramente recorrer sus selvas y arenales,

embriagarme de sus uvas y fresales,

me llevan en espíritu y cuerpo, considerándola y sintiéndola

como templo de mis deseos más carnales,

a tratarla lascivamente de usted.

(No he de decirle que aún con estas impulsivas y agitadas palabras

temblándome entre los dedos antes de que emprendan su soñador vuelo,

ya ardo impaciente en hogueras de deseos de recibir su alada contesta,

sea con las palabras más desnudas de los silencios,

sea con la mirada húmeda que atisbo en el horizonte)

quintín alonso méndez

 


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