jueves, 28 de agosto de 2014



De  «Últimas notas»

El mundo


Al mundo cada día se le cae una lágrima de adiós
una callada despedida que hoy aúlla en el viento
y que hace de la noche el mar más oscuro.
Me hallo perdido dentro de una intensa niebla,
no es otra cosa que la profunda nada del silencio:
el murmullo lo produce el roce del miedo con el vacío.
Nacer ya es despedirse, es el llanto, la primera pérdida,
la vida no es más que el camino que traza la muerte  
para su regreso al fúnebre descanso del olvido.
No importa el dolor, ni siquiera el frío del dolor,
no importa el desamparo;
desde la ventana abierta sólo se ve la soberbia del día,
sus hilos de luz que cuelgan como trenzas o como hebras
de besos de agua y fuego;
desde la ventana abierta, la niebla es una isla que no existe,
sólo respira lo que habita el trazo del camino,
qué importa que aquí dentro, perdido en la niebla,

al mundo cada día se le caiga una lágrima de adiós


                                              Quintín Alonso Méndez

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