martes, 5 de agosto de 2014




De   El edén de Salomé

Te nombro y de la noche brotan en lo alto
racimos mágicos de estrellada luz
suspendidos de los párpados que arropan
tus dulces ojos que sueñan y me dan la luz.
Son estrellas, me dicen, pero no saben,
no pueden saber que son pájaros de luz
que me hablan de ti y me traen tu mirada,
frutos de vida que vierten en mis ojos la luz.
Te nombro y de las raíces del día te elevas,
estás en cada partícula, en cada beso de la brisa
eres mi aire, este roce sutil de seda en los labios,
me envuelves, me creces, me atas a tu brisa.
Son gotas de azul, me dicen, pero no saben
no pueden saber que eres tú, que tú eres la brisa
que ocupas inmensa cada átomo de mi tiempo
que me alzas, me envuelves y me besas dentro de la brisa


         
                      (Día de la presentación, del primer vuelo de El edén de Salomé)
 Gracias otra vez, siempre
                                            Quintín Alonso Méndez


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