Versosdelaplenitud 19
El desánimo nace y crece dentro, debilidad
de árbol sin la lluvia,
pero viene de fuera, un gesto, una
palabra, un silencio,
de ver lo que se mira, lo que el
humano ha destruido y destruye,
de su terquedad destructiva,
insaciable en su estupidez rancia.
Lentamente, pero sin detenerse, crece
como la yedra,
entra en los huesos, los debilita, astillándolos,
rompiéndolos. Entonces el espíritu se
entristece,
débiles, se les caen los brazos, como
racimos secos los ánimos.
Es cuando la soledad muestra su
rostro siniestro. Ya nada salva
(Te veo caminar alegre, sonriente,
por la acera de la otra orilla.
Mi tristeza se pone triste)
quintín alonso méndez
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