Escribo para verte, palabras con imágenes de cielos azules,
por eso escribo mirando al horizonte
bañado de mar
sentado sobre la esfera de los sueños,
así me acompañas en este silencio
nacido del rumor.
Escribo mientras el sol se pone y las
gaviotas graznan.
Incendio antes de la oscuridad.
En la noche escribo, añoro la luz de
tus ojos,
amanece y escribo, agradecido a la
existencia
de volverte a ver, niebla del deseo
Tiempo85
Se desvanece el dolor si te veo, se
hace brisa ligera la espesura de la niebla,
adolescente la tristeza,
instante que me llena de pájaros los
vacíos del silencio,
se queda conmigo suavizándome el
tiempo.
La búsqueda habita en el sueño, donde
me habito
soñándote. Donde el dolor no duele
(Bajo a verte y te veo aunque no te
vea,
la dolencia se adormece, la brisa me besa:
te presiento)
Se está yendo el dolor de la tristeza,
a lo más adentro
adonde todo es silencio, roe en las
carnes del alma,
en los huesos,
certidumbre de que te has ido
Hay pereza en todo idilio, como si la
claridad viniera para quedarse. Pero hasta en la quietud más quieta, viene la
noche. Cubierta de nubes, sin estrellas. Entendemos entonces que no sabemos
caminar sin ella. Solo se puede recuperar lo que salva: salvar lo que queda del
naufragio. Alimentar los sueños, renegar de los silencios que encierran y
adormecen, huir de las palabras con adornos musicales que fabrican rebaños. Cuidar
de lo pobre porque raíz, cultura que sostiene, lo rico empobrece. Sea hoy el
romance de ayer con mañana: el latido permanece
Asciende agua de mar a las nubes por
verticales hilos de griseados azules. Caerán nostalgias antiguas cuando caiga
la noche. No tiene peso la desnudez, son brumas de la nostalgia, hilachas de la
memoria entristecida. Porque triste la fugacidad de lo eterno, de lo que es bello
como descubrimiento, un estallido de frutas en el rostro de los desprevenidos
sentidos. Apenas si da tiempo a rozar la sublime, como lluvia en el rostro una cálida
noche de verano. Apenas si alcanzo a verte entre la niebla, es solo el recuerdo
que regresa con cada gota del tiempo. Apenas si estás cuando te veo, te
vuelves, te regresas a tus universos, pero siempre te quedas
Desde las sombras, quietas como distancias,
en búsqueda miro tu luz,
en las uvas del salitre sabor de tu mar,
impenetrable escarbo en la roca del tiempo
en búsqueda del agua de tus ojos,
donde como origen habitó la humedad,
desde las sombras, oscuridad para tu luz,
palpo silencios en búsqueda tu voz,
piel desnuda de las palabras
yace solitaria en las arenas de la nostalgia
Soy quien no estuve,
seré el viejo enamorado, penosamente caminando por las nubes,
por entre zarzales
Lo nuestro, extraña forma de nombrar a lo que es del vacío,
a lo que no pertenece al mundo,
¿atrapado en la red de un sueño, con perlas azules en un mar
oscuro?,
está fuera de la materia, se queda en miradas colgantes,
en contados roces de las manos, en aquél abrazo que olió a
mar,
que tuvo espíritu de dos cuerpos latiendo ensamblados
y aún permanece flotando como barca en la niebla
en mis tristezas de pasos doloridos,
nada más eterno que el dolor depositado,
efímera, la brisa no llega al beso
La vida, esa misteriosa llama que flaquea con los años,
con peligro de apagarse en los inclementes temporales,
fue un tiempo de fruta jugosa pero de certezas que herían,
¡tan lejos lo que tocaban mis manos!,
hoy es un tiempo de frutas secas en mis manos,
¡tan lejano lo nunca palpado!,
de certezas que hieren
