Claridades 21 |
Nací sin
saberlo.
Mi infancia
fue vejez,
crecí sin
crecer o descreciéndome,
trepando lo
joven del árbol, cayéndome,
trepando lo
menos joven del árbol, cayéndome,
trepando
abismos sin árboles, cayéndome,
para
levantarme me apoyaba en los hombros de los hormigas,
en las
costillas del miedo.
Después de
siglos, venido de ninguna parte,
errante como
lo huérfano,
me vuelve a
temblar el pulso de las cosas
descendiendo
hacia la costa,
desangrándome
mientras bajo del árbol,
y mirándote desde
lo lejos más cercano
regresa la
certeza
de cuando
niña caminabas por entre mis ruinas
y me decía,
sosteniéndome apenas en las delgadas ramas,
es ella, la
brisa de la belleza
quintín alonso méndez
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