viernes, 3 de septiembre de 2021

 

Viaje interminable 043



Cuando el abandonado viene  a visitarme

-cada vez son más largas sus estancias,

bordeando los abismos,

y más cortas y espaciadas sus fiebres de soñador

pretendiendo volar-,

último refugio que le queda,

realizamos a menudo largas excursiones por la ruinas;

ahí los recuerdos tienen vida propia

aunque parezcan milenarias y derroídas estatuas de piedra

expuestas en un museo abandonado.

Si acaso nos decimos de vez en cuando

alguna frase suelta que no viene al caso,

como probando si la voz es capaz de romper la telaraña

de cristal que tiene atrapado al aire, quizás al tiempo,

quizás a las palabras que nunca van a decirse en ninguna parte.

Caminando entre pajullos sobre la tierra seca agrietada por el abandono,

me dice «ya no habrá más regresos, es momento de quedarme».

Un asomo de musgo, pequeño montículo de Venus, brilla en la sombra

quintín alonso méndez

 

 


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