Las ventanas cerradas del cuerpo
Por el camino se acercan días en
ruinas y se acercan noches con las lunas rotas
derrengados los muros de piedra caídas las paredes de las casas viejas
ortigas y amapolas en el campo que yace
muerto sobre el pasto seco de la yerba
vuelan por entre la sed de las flores
las últimas abejas los últimos zumbidos del sol
una mariposa blanca viaja por el
paisaje de los recuerdos pinta hilos
de plata
que la araña negra atrapa y esparce el polen por el azul del aire
sediento
las cenizas del agua hay dentaduras fieras colmillos afilados de lobos
en cada punta de luz que brilla en
los bordes de las ausencias
un grillo recorre en la noche con sus
alas de campanas lo más oscuro del templo
se tambalean las endebles columnas de
papel que sustentan los versos
el frío no existe cuando ya se
plantaron boca abajo todas las derrotas
existe la oquedad del frío lóbrega tumba maciza del más incendiario
inmenso frío
las pérdidas cuelgan de los
despropósitos que crecen como árboles y son desfiladeros
le pongo sitio y le pongo nombre a
las cosas para sentirme acompañado
Quintín Alonso Méndez
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