Viaje interminable 056
Me trae el otoño realidades de días grises,
de nubes grises, de una lluvia gris con viento gris,
como llevándose los sueños
o trayéndolos a su naturaleza cierta de gris.
Tiempos así tuvieron pájaros y besos.
Alejado del sol, de los mimbres de las abejas,
me siento a escribirte
un poema de amor.
No duele la tristeza, pájaros y besos
llueven de tu nombre
como una ópera silenciosa
¿Por qué huyo de lo que ciertamente
en inexplicable imán de marea inconsciente
me acerca?
Hablo de las fresas de tus labios,
de la acariciante brisa húmeda
que te nace en el cuello
y desciende en mariposas
a los bosques de tu vientre.
Hablo de la barca de tus caderas,
de la brisa frutal de tus ojos,
del polen sumergido
en los silencios del agua.
¿Por qué me acerco si a diario el horizonte
se aleja un día más?
¿Por qué crece el deseo
y niebla se diluye el tiempo?
¿No sé detenerme,
y decirte hola,
me gusta quererte?
Dejo que el silencio discurra como hilo de agua por entre las
piedras
en la vastedad de un paisaje reseco.
Algún pájaro lejano mueve el aire quieto, le da brisa a los
delirios del tiempo.
Hacia dónde va el camino es una mano abierta boca abajo, como
ondas sumergidas.
No hay sombras que cobijen, la vida escrita en las raíces sin
árboles.
Así el silencio habita el mundo y llega a tus labios
Viaje interminable 052
Como si hoy te fuera a ver
mis manos toman pulso de alas
herramientas del agua y la luz
camino la calle aquella
ebrio de sed
demoro los pasos
mismo silencio me aturde
misma atmósfera me sostiene
en la promisoria niebla
como si hoy te fuera a ver
la infancia adulta en el sonido libre entre las piedras
de tus hebras de agua en busca del mar;
la risa del pájaro libre tiene tu voz, la del cántaro en el
palmeral
rozando las caderas de arena del aire,
la esquiva lejana cercanía del horizonte
mostrando la descarnada desnudez del sentimiento,
gracias es la excitada expresión del saberte
y sentir la emoción de la raíz,
su carnalidad intocable,
la consciencia de lo eterno
