la veredas sendas
inexploradas, llamadoras,
el presente tenía un
tiempo, existía,
palpitaba el corazón de
la tierra húmeda,
era el hinojo, eran los
charcos y era el sueño de encontrarte,
me recuerdas a las
tardes de sol con lluvia,
al sabor de la mirada
descubriendo sabores
desconocidos en la otra mirada,
al primer temblor, a
las primeras fiebres,
al primer roce de la
piel que se queda para siempre,
me recuerdas al
amanecer abriendo sus alas al océano,
como si el presente
hubiera regresado