El último sueño de un viejo
En un espacio derruido, hecho cenizas, las
maderas del tiempo irán deformándose, hinchándose debido a la humedad más
oscura, más profunda, se irán cubriendo las grietas de moho, haciéndose una
pasta espesa con el polvo pobre y mugriento de las derrotas y las pérdidas, amasada
por el salitre viejo, no quedando una sola rendija por la que pueda pasar un
simple hilo de luz, una vertical lámina simple que invite a desentumecer las
tristezas, alzarle un simple gesto a la estrella que me olvidó. ¿Qué será del
paisaje?: De sus dunas y profundidades, de aquellos matices, de aquellas
costuras que el aire le hacía a las sinuosidades de las formas, haciéndolas a
tus formas y a tus colores, modulando en ti la sed que me secó, la lluvia que
me inundó. ¿Qué será de su compañía invisible, silenciosa como la luz del
cristal? ¿Pero habrá preguntas que hacerle al paisaje, o todo el paisaje en sí
será un fantasmagórico interrogante que vendrá de vuelta, introduciéndose y
excavando en mis vacíos ojos, incrustándose lacerante como astilla del acero
más afilado en el dolor más definitivo, el dolor de lo irremediable? ¿Pero qué
será el paisaje, de qué sombras, de qué textura estará hecho, cómo serán sus olores,
con la memoria desbaratada, metida dentro de un instante aislado, qué será el
paisaje sin el paisaje de tu presencia, sin la noción siquiera de la hora,
dueña de ese instante, del lugar donde naufraga y se desintegra? ¿Qué será el
paisaje, si no te podré leer el cuerpo, la silueta desnuda rociada de miel de
tu voz? ¿Será solo la pregunta, perdida la pregunta, desvariada la pregunta,
sin ninguna pregunta, nada más que el paisaje de la vaciedad del mundo, paisaje
vacío, sin ninguna huella, abandonados los nidos, secos los árboles, sin
ramajes, esqueletos y más esqueletos con formas de pájaros? ¿Ni siquiera habrá
un recuerdo que me recuerde cómo era el paisaje del instante, cómo era el sabor
de las fresas y las almendras? Tampoco estará el loco. Tampoco habrá hormigas
merodeando por las macetas descoloridas, amontonadas, sin tierra ni plantas.
¿Serán hileras de cajas de plástico o de barata madera el paisaje, avenidas de
cementerios que almacenen cadáveres? ¿Serán lágrimas el paisaje, lágrimas
secas, muertas, en la escritura?: O será el paisaje rumores de silencios,
silenciosos rumores que la brisa traerá y se llevará con sus colores de
horarios. Palparé el paisaje palpando la nada. Oleré en la ausencia el olor
ensalitrado de tu sexo. Dolerá, cada día me dolerá más lo que no tuve, lo que
se desvaneció nada más nacer. Y cada vez que escriba tu nombre, olerá a mar
dentro de la escritura, a musgo y algas. Será el paisaje desolado de la
escritura. Pero la escritura también se irá desvaneciendo, como el paisaje,
paisaje y escritura, la misma hondura, el mismo sabor de la ausencia. Desnudo
el paisaje, desnuda la escritura, tú desnuda ante el espejo, dentro del espejo,
dentro de la escritura, tan adentro que nunca logré encontrarte, seducirte con
mis montañas y montañas mentirosas de palabras, mismas palabras, mismo paisaje,
misma escritura, invisibles palabras las que no supe escribirte, convertir en
carne de la materia, en materia viva, paisaje, tú el paisaje, que no supe
recorrer, amar, yo, el que vierte las palabras del amor y nunca supo amar, que
será lo que será el paisaje, un silencio estremecedor, infinito, lleno de todo
lo que no fui, escritura muerta, paisaje muerto sin ti. No palpitará el
paisaje, no palpitó ni palpitará la escritura. Largo recorrido que no llevará a
ningún sitio. Que tristemente quizás nunca pretendió llegar a ningún sitio. Ya
que muerto, ya que desterrado, ¿te buscaré en la escritura, paisaje, aunque
sepa que nunca te encontraré?
Quintín Alonso Méndez
Qué futuro puede tener algo que nació de una mentira?...
ResponderEliminarNo hay mentira más grande que la verdad.
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