miércoles, 8 de abril de 2015




Del libro no escrito
De «Las cuerdas del violín»

«Se acabó el futuro», leo en la portada del libro no escrito,
avinagradas las letras que parecen sombras metidas en el agua.
El futuro son viejos papeles amontonados que no volverán a ser leídos
por estos ojos cansados venidos de secos territorios
que pierden su errátil mirada de animal enfermo
en la vaciedad del paisaje del despedazado tiempo,
ni volverán los deshechos papeles a ser tocados
por estas manos vencidas llenas de recuerdos llenos de olvidos,
sonámbulas en las horas nocturnas.
No hay una sola palabra que batalle y sepa desandar las páginas,
rastrear por los surcos encharcados de vacíos,
despertarle un solo átomo al ánimo del postergado pobre libro.
Es un ámbito oscuro que planea sobre las hojas envejecidas
que los inviernos arrastran a los más escondidos silencios.
«Se acabó el futuro», leo en la última página del libro no escrito,
descuartizado por implacables zarpas que alimentó el miedo,
la mano derrumbada sobre los papeles destruidos,
la camisa rasgada, el pecho abierto, traspasado por la muerte,
desangrándose sobre los pulverizados escombros del libro,
vieja tierra rojiza de los desiertos,
nocivo polvo, desperdicios del libro no escrito    




                                                       Quintín Alonso Méndez

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