Canto Último
Canto LXXXVII
Me lo pienso sin pensarlo escribo para encontrarte deja que
sea interminable la búsqueda que sea el instante de lo eterno si estuvieras
aquí te pediría que oigamos juntos el leve gemido del roce el roce del leve
pajaril gemido no vivo el presente vivo la memoria mis dos memorias las que se
me borran en la mente y las que llegarán mansas y cansinas desparramándose por
la costa como los paisajes que pasan sin detenerse en el presente estaba cuando
escribí estos renglones discapacitados sin miembros sin átomos en la célula
ahora lees y yo no estoy ya me he ido soy el dios de lo absoluto me voy sin
haber venido ni haber estado porque estar es un aposento sin dimensiones ¡y qué
estar más triste cuando el estar es venir a decir dejaré de estar! contando los
tiempos gastados los tiempos que tardan en gastarse y sí hace un viento de
territorios lejanos siempre viene aunque los astros equivoquen las fechas
sorprende siempre igual que sorprende cuando el viento se va de pronto y te
deja entre las manos la única realidad real de este mundo la ausencia lo inútil
de todo ¿dónde estará lo que no existe? ¡Que sea pronta la blasfemia de la
muerte! ¡que sea pronto el hola de las olas! Sujeto al viento con la ayuda de
mis miedos mordidas frías en la piel abro el tiempo en canal hilo a hilo lo
disecciono ahí están las palabras que nunca surgieron los cadáveres
incorruptibles de los no actos de las cobardías lloran las lágrimas piedras que
caen en el alargado charco el mar herido se desgarra en el acantilado esa
estrella me señala el surco que lleva a tu casa este viento que quiere romper
el aire estas desnudeces que ya no caben en el armario ¡qué amplia es la
soledad de la noche! Una y otra vez regresa lo que no tengo es donde te
encuentro
quintín alonso méndez
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