Canto Último
Canto III
En la torre más alta del crepúsculo se instala el planeta de
los azules
desde mis ojos trenzas de negras algas ascienden a lo azul de
lo oscuro
cuando no escribo es la verdadera escritura la perfecta
silenciosa
ah si la nada fuese la eternidad que se hunde en la vagina de
la noche
los insectos están fuera de la pecera donde navega el aire y
el insondable vacío
crujen entre las alas de los grillos las voces del verano que
se acerca
pisan con sus pies desnudos hojas que la serenada acaricia
con los labios
femenina y hembra es la brisa que se viste de seda y se
desgarra con las olas
seda tejida para la morbosidad de la carne del adiós último
de la victoriosa nada
que raspe el musgo a la roca la piel de la sirena al
melancólico viento
ah débil viento que se deja caer al primer golpe de árbol
al primer embate de un sueño
mido la altura de aquél recuerdo que zarpaba sin barca antes
del alba
y atracaba en el muelle en ruinas nada más caer la tarde
mido la altura y me derrumbo antes de alcanzar el primer
peldaño
hijo soy de un viento perdido
necesito la aventura de un verso horizontal que se desparrame
a solas
quintín alonso méndez
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