La piel del verso
Era pura noche
puro vómito hacia dentro
claveles de la sed y el hambre circular
del rojo
consentimiento de la higuera que ignora
lo humano
de las rocas de la costa con sombreros
mohosos
cubiertos de la sal cuando amanece
tiempos anacrónicos seduciendo a la
lluvia
un banco solitario bajo cada árbol
solitario
bajo cada farola rota solitaria
frente a una esquina rota y solitaria
donde es la espera sin paraguas
donde es lluvia de lágrimas
de manos frías en los bolsillos del
agua
a veces hago que te escucho pero ni
siquiera te oigo
entonces oigo el balanceo del péndulo
y oigo y veo el lenguaje de tus
gestos
de cuna huérfana
encerrada en tu océano
quintín alonso méndez
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