La piel del verso
Desde las cumbres
ya ha bajado la alegría negra de los
mirlos
gime dolorido este mar astillado
asciende por la hebras del
desvanecido azul de la tristeza
el húmedo salitre que preña las
soledades de verde
me siento en aquella piedra que
siempre fue puerto de lejanías
es entonces cuando se abrazan las
lágrimas
con el desborde espumoso de las olas
¡cómo le brillan los silencios al
desnudo paisaje!
me vienen los recuerdos más bellos
esos que te muerden en los labios y
te hacen sentir el absoluto abandono
la más quieta penumbra en el
estallido del día
puedes cambiarle el nombre a la
penumbra y llamarla melancolía
y a la melancolía puedes dejarla ahí tirada
entre las rocas
y tú de regreso a casa mirarte las
manos vacías y verte los versos más tristes
ver cómo la vida pasa a tu lado y no
te advierte
Quintín Alonso Méndez
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