La piel del verso
Se clava la luz de las seis de la
tarde
de octubre
donde se empiezan a ver cenizas con
las primera canas
de la nostalgia
agujas de la espiga más seca caen del
sol
clavan la luz en la tristeza de los
ojos
la clavan como espadas hundiéndose en
la derrota
en la más hundida mirada que mira
hacia dentro
hacia la hojarasca que cubre las
desalojadas nadas
luz de las seis de la tarde
de octubre
que hiere como un dolor en las hebras
de la memoria
esa hora
en que todos temen oír el grito del
silencio desgarrado
entonces desandan el camino y se
ponen sobre las cabezas
sábanas de niños jugando en la plaza
ven menudas estrellas en las alas de
las mariposas
una muchacha caminando sola como si
realmente estuviera sola
como si fuera verdad que en octubre
a las seis de la tarde
se acercaran las sirenas a la costa
con un nombre de sangre pintado en
los labios
¡ah detenido octubre
a las seis de la tarde!
hora en que escribo sobre la piel de
un azul
pálidamente incendiándose
¡ah los lilas que despedazan la
calma!
Quintín Alonso Méndez
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