De Las ventanas cerradas del cuerpo
quise crujir contigo
ladra el perro le quita las telarañas a la noche le rasga la
materia al silencio
limpia el musgo que cae sobre la
baranda de la tristeza
no le importa que crujan las hogueras
echadas al dolor
ladra rompe a ladrar
y rompe la invisible tela que separa la
vestidura de la desnudez
claro que le importa que la noche no
se vista de blanco o de violeta o de azul
le importa esa parte deshabitada del
banco siempre vacía y vacía la otra parte
alguna vez visitada por lluvias por
palmadas del sol por visitas que no dejan flores
por borracheras de insomnios por la
noche por la tarde al amanecer
el perro ladra súbitamente ladra
y de súbito lo acalla el murmullo de
la noche la intocada mágica noche
entonces la noche se alimenta de
noche
cuando dos labios navegan surcando la
otra boca qué importa la historia
de los otros mundos qué importa el
canto del gallo que no ha llegado
quise crujir contigo ausentarme en ti
no regresar
quise partirle el alma al corazón
arrancarle la piel a los sentidos
quise amamantarme del sabor que
tienen las frutas de tus pezones
quise cortarle las alas al tiempo
quise besarte quise astillándome entero quise
crujir contigo
Quintín Alonso Méndez
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