Escriturasfugaces
Desde la garganta
apunta al océano de los ojos
el dolor que se
desguaza en lo más tierno de la tristeza
en lo más triste de la
ternura
esa tiernecita distancia
que aleja el mundo de la vida
los niños y las palomas
habitan el parque
los viejos sentados
esperando el prometido
rayo de sol
ése que lleva al soñado
territorio del olvido
las madres son niñas en
sus manos de agua
en la luz que les
brilla acariciando la corteza del árbol
donde cálido se posa el
pájaro del beso
el sendero tiene
huellas de infancias muertas
palomas de amores que
nacen
los recuerdos son
gestos incapaces de quedarse
siempre hay un banco
vacío
un cementerio de
palabras
que no existieron o que
fueron asesinadas
no es nada que una
simple vida no exista
Quintín Alonso Méndez
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