Escriturasfugaces
Hubiese querido ser y
no ser muerte,
oír la voz de tus
palabras
y morderlas,
una a una, como frutas
de agua,
que cayeran en mi boca
los sabores de todos los árboles,
gota a gota, limpia y
transparente lujuria.
De tus palabras hubiese
querido masticar la raíz de cada vocal,
la dureza mineral de
cada consonante,
tallos tiernos y
abridores del temblor,
morderlas,
morder las palabras
desnudas, impúdicas en tu boca
abriéndose a la humedad
del estremecimiento,
a la lasciva verdad de
la verdad única.
El estremecimiento del
árbol nace en tus labios.
Inventaste la brisa
para que hasta aquí llegaran
las olas del deseo,
agitadas por la voluptuosa sed del mar.
¿Cómo haces para que se
estremezca
cada latido de mi vida?
Ha de ser la rebelde
furia salvaje
de cada marea
regresándote
llena la orilla de los
naufragios de la ausencia
Quintín Alonso Méndez
no eres muerte eres vida,solo tienes que querer estar....
ResponderEliminarOlas...
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