leído el lunes 28 en l´oliva verde por don Fabio Strancari (gracias)
Queridos amigos, recuerdo la hermosa velada vivida con todos Ustedes el pasado lunes, 14 de Abril, verdaderamente una gozada de encuentro de amigos que vivimos muy intensamente el placer de leer y escuchar poesía, de vivir poesía concentrada en unos momentos de vibración vital que van más allá de la confusión cotidiana imperante.
Se trata de recordar y revivir unos instantes poéticos que
nos ofrece nuestro amigo Quintín Alonso Méndez que es ante todo un POETA, el
poeta que Bajamar tiene el privilegio de tener viviendo en ella, en su
ambiente, en su playa y entre nosotros.
Señalo unos versos que no por breves me cautivaron:
Pág. 98 “Aquí la luz
ha regresado con su azul endulzado por el salitre y me encuentra caído, más
caído que ayer. Me llena de olvido.”
Pág.142 “Cada día se
mueve una ola y me nace un adiós.”
Pág.180 “La
espesura crece dentro, se alimenta de la humedad de la sombra oscura, por donde
se arrastra la vida, agónica.”
A mí la poesía de Quintín me conmueve siempre por su sentido
profundo que ve las cosas y les da alma. No es una poesía descriptiva
solamente, va más allá, entra en la vida de las cosas y les da vitalidad.
Es la vida vivida y sufrida, es decir cruzada con el dolor
del mundo, de la naturaleza y de la vida. Detrás del momento está el Ser, el
Existente y su búsqueda de un significado más allá, que no especifica porque no
lo conoce, pero lo intuye. Es una búsqueda en sí, sin saberlo.
Quintín es para mí de gran modernidad en el sentido de
actualidad. La angustia del presente, la falta de soluciones, y sobre todo la
ausencia de motivaciones, de un “ubi consistam”, el sentirse solo en el mundo.
Asocio estas consideraciones a un magnífico ensayo de Zygmunt
Bauman: “MODERNIDAD Y HOLOCÁUSTO” que aconsejo a todos leerlo porque muy
claramente explica que el “HOLOCAUSTO”
es fruto amargo de la modernidad. Hoy lo estamos viendo en el infausto
“nacionalismo” y en el odio implacable hacia el que no comparte la idea de uno
o es de piel o raza diferente.
Veo en mi amigo Quintín su insatisfacción cotidiana para una
visión general y prospéctica, una
derivada filosófica, propia de persona pensante y viva. Filosofía de buena base
porque sufre “la ausencia”, un “ubi
consistam”.
Debo agradecer Quintín, amigo entrañable, por expresar todo
esto con profundidad, sensibilidad y todo envuelto en una gran poesía, un don
que recibiste y que ayuda a vivir a los que aspiran a algo más grande en su
realidad vital.
No puedo terminar sin dar las gracias a los magníficos Alberto
y Ernesto que en sus presentaciones de “Versos caídos” manifestaron su sentido
poético en los comentarios. Nos hicieron ver que todos necesitamos algunas
gotas de poesía para hacer de la vida algo más
soportable. Prospere al fin esta iniciativa para el bien de todos nosotros.
Fabio Strancari
Quintín Alonso Méndez
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