La piel del verso
A quien me lea –aún quedan desvaríos
por las cunetas
semillas de calabazas bajo el asfalto
locos trenzando escaleras para subir
a la luna-
le digo que las hojas de los árboles
no son más que los hijos de la raíz
los más hondos y callados frutos del
más íntimo verde
humedad que asciende por las
enredaderas de las mareas
por las caderas de los ciclos lunares
de los pilares de los aguaceros
por los silencios más estremecidos del
vacío
por las calles que se hunden bajo
nuestros pies de plomo
por los muslos de la noche ¡ah los
muslos de la noche
resbaladizos como la piel de la serpiente!
También le digo a quien me lea que
nada más verla ya sabrá que es ella
esa atmósfera por quien cultivo mis
versos
lleva en las manos la oquedad de las
sombras que me cubren
la nada más infinita envuelta en
plumajes de pájaros de aire
se sabe por la transparencia de los
besos que volaron
y si la miras y ella te mira sentirás
el resplandor del invierno
A quien aún me lea –quedan soledades
varadas en los viejos puertos
anclajes marinos en lo alto de las
montañas
locos trenzando andamiajes para subir
a la luna-
le digo que las veredas intransitadas
un día fueron
avenidas de las bicicletas de los
vuelos y las risas
anchos y boscosos senderos por donde
transitaban las promesas
y por donde bullían las fábricas de
azúcar de los insectos
por allí caminaron solitarios mis
sueños y solitarios se perdieron
embarrancándose en los barrancos
embarrancados entre sus muertos
por ellos navego en las noches
interminables
noches del infierno
no buscándola no presintiéndola
alejándome de sus pasos para que el
dolor no la envuelva
A quien me lea –ah, iluso sueño de un
viejo perdedor
astillas de un instante ciego
parpadeos de un inexistente sol al
cerrar los ojos-
le digo con la suavidad de la
certidumbre cuando envejece
que nada es cierto
ni siquiera que me estés leyendo
aunque me leas
Quintín Alonso Méndez
Te leo,lo leo ,seguiré leyendo.
ResponderEliminarMuy hermoso
No pares de soñar
D..E..P.
ResponderEliminar