De «Últimas notas»
Un día cualquiera
Cimbrean las cañas de tus caderas
cimbrean la luz,
como las trenzas aquellas del sol
que se dejaban caer sobre la desnuda
tarde
cimbreaban los instantes que tenían
alas
y ya eran vuelo antes del gesto,
antes de la caída del sol detrás del
mundo.
se cimbrean en el dolorido espacio de
la ausencia
como se cimbran los cadáveres más
débiles
venidos de las derrotas que el
insomnio ya venía avisando,
espacio etéreo habitado por ruinas de
pájaros y árboles
cenizas que se elevan desde un suelo
ingrato, esquivo.
a nadie se le niega una tristeza,
grita el manto negro de la infinita
noche.
la pérdida es el mástil más alto,
bajo el agua es el cementerio
de las sonrisas que no nacieron
Quintín Alonso Méndez
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