La piel del verso
Hay que dejar que se le baje la
fiebre al deseo
a pasos lentos camino un inmenso
desierto por la casa
llevando la mente lejos adonde no hay
pensamientos
y entonces sí
bajada la fiebre o rendidos los
anhelos
me acerco a la baranda con un saludo de
vuelta al horizonte
un siglo de peso en la mano
asumiendo el dolor en los huesos
la fatiga de un hambre casi olvidada
noche de estrellas con edad de fruta
frente a mi edad de rama seca de
árbol
en medio como orilla sin edad
cientos de violines
son los grillos de la costa aleteando
con las olas
la brisa golpea en el rostro y se
lleva más lejos la fiebre del deseo
paso la mano por la piel herrumbrosa
de la baranda
me pregunto si así se sentirán estos
versos al ser rozados por una mirada
áridos secos recorriéndolos el frío
de la fiebre que se estremece
frío que me abraza frío que como el
arado se hunde en la tierra
así se hunde afilado rasgando la piel
que ya no me cubre
que me cubría cuando al principio de
los tiempos
vagaba por las veredas de los años
gestándose
Quintín Alonso Méndez
Aquí si que escribes.....al menos así sé que no te llevó una ola
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