La piel del verso
No sé dónde perdí el tacto de los
dedos
la confluencia de la savia con la
madera
el latido más íntimo de la inaccesible
materia
en qué parte de la húmeda y lejana
oscuridad se hundieron
donde fue el naufragio bajando por
las venas de la raíz
donde ebrio me llené de olvidos del
amanecer cercano
ahí fue la pérdida
donde la voz rota se hizo agua y
desmayo
Aún no sé que no hay hora para el
regreso
aún no sé que los sentidos se van
quedando atrás
enredados en la yedra de lo más
desconocido
ahogándose los recuerdos
cada vez más distante y más ajeno el
tiempo
veo cómo camina la niebla por el
camino
en tus ojos se dibuja la planicie de
la lontananza
no veas estas lágrimas que se aferran
a tu sonrisa
como el aire solitario a la piel más
triste de la roca
Quintín Alonso Méndez
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