que no debió existir. Es inútil
querer recomponer un día roto, y si miras desde lo alto
al desierto interminable de los días,
brillan como puñales los pedazos del día roto.
¿Cómo, al menos, quitarles el brillo,
que estén ahí como un aviso, pero que no cubran
y entierren los demás días, dulces
como soles colgando del árbol del atardecer?
Que se tiendan horizontales los
versos y así no caigan en el vértigo vertical del abismo.
Que este lunes sea roto por el
cristal de la voz limpia y que rompa el silencio,
lo desgaje, traiga de vuelta aquellos
edénicos días y los futuros, los que esperan
en alguna parte, en alguna esquina,
con palabras desnudas y sábanas nuevas
No hay comentarios:
Publicar un comentario