Viaje interminable (51)
Palabras tendidas como poética
prosa, porque son tálamos (no se aprende en soledad, pero sí con la soledad), descubrimiento
y deslumbramiento en cada partícula de voz de cada palabra escrita, aprendizaje
de lo que incesante nace, desnudas como desnudas palabras sin ropajes, desnudas
como voluntades, desnudas cuando llegan a tus labios y se dejan caer, plumas
del ave del deseo, en la deseada desnudez que las recibe. Palabras tendidas,
como la yerba y las olas acamadas, prestas al ritual del acto, a consumarse y
consumirse en la hoguera de lo interminable. Palabras que se van a la poética
prosa para lentamente destilarse, alimento de las raíces. Extendidas palabras
como el goce, flexibles juncales entrelazándose, lentitud de la caricia
abriéndose en húmeda flor, recorriéndote, siempre inacabada extensión de las
palabras
Escogidas palabras del huerto de
los sueños, en los edenes mágicos donde las abejas, las libélulas; los ciclos
de las mareas, las espirales de los roces; los labios, los besos; las manos,
los besos; la desnudez, los vuelos; los silencios, los deseos; los ojos, los
besos; los labios, los besos
quintín alonso méndez
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