Viaje interminable (47)
desde donde
escribo siento el latido de cada imagen recuerdo anhelo
gaviota o
pardela pájaro o flor arena o roca océano o piedra luz o noche
lluvia o sed
cada gota de miel de sangre de cada beso de cada gesto o mirada
de cada
arañazo deslizándose las uñas por la piel por los ojos por las dunas del cuerpo
de cada
lasciva mordedura estremeciendo los infinitos sentidos lo profundo del gemido
desde donde
estoy frente a la ventana del mar percibo cada latido de cada gesto
de cada
resplandor de cada herida abierta por el puñal del adiós de cada hola
que como ola
se ofrece a las inmensidades de lo inesperado a la costa del beso
cada latido
de cada roce liberado de las cadenas de la mente del escondrijo
escribo
dejando encerrado el pensamiento en el cuarto oscuro del miedo
sin dejarle
un resquicio de luz de palabra donde solo quepan las palabras que broten
espontáneas ingenuas
desnudas como estrellas en la penumbra libélulas en el día
escribo
sintiendo cada latido de tu esencia cada partícula de polen de tu aura
como si
estuvieras aquí a mi lado y yo escribiera en tu piel en tu alma
quintín alonso méndez
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