Viaje interminable (41)
hola le digo
al silencio pintado de gaviota
que sacude
la brisa de la tarde
como si
fuese un recuerdo
sol que arde
como un espejo de repeticiones
rasgando en
el beso vacío aire
así el salto
de la tarde a la noche será lento precipitarse
al ocaso del
incendio
antes de
irme ya quería quedarme
para no
tener que volver
pero
invariable el ciclo
la danza de
la abeja
en lo más
alto estás en paisaje más cerca de todo pero más lejos
me duelen
los deseos siempre inacabados
de desnuda
en mis brazos verte alimentando mariposas
cada verso
ha de ser escrito
para el
viaje cósmico de la mente por los sentidos
exacto de
signos espacios y palabras
no haya
ninguna sombra ajena
ningún
obstáculo del enfermo
sean todos
los instrumentos musicales
de las sensuales
sensaciones
astrales
vuelos
desprendido
el cuerpo desprendida la mente
lujuria de
pájaros ascendiendo en música por la piel
abriendo los
estambres que esparcen el polen
vencidas las
quejas del dolor
vencida la
entrega
acto de la
consumación
estamos en
el péndulo en que se decide qué mundo
todas las
olas se desplazan hasta convertirse en una sola ola incansable
eso me
propone que me disponga a lo eterno
quintín alonso méndez
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