La piel del verso
Un poema es arrancarle sin
consideración una astilla
a la sangre de los sentimientos
con la ausencia de la mente ante el
altar de roca de las consagraciones
solo los sentidos ante el abismo de
soledad que produce el viento
este poema ha surgido por tu culpa y
para mi culpa
tan noble como la mirada del perro
vagabundo que te mira
desde el otro lado de la calle / en
medio el océano de las guerras
es poema de martes de catorce de
febrero / un año de dioses vencidos
ha surgido del lecho del mar y ha
caído fruta violácea de la estrella única
poema que no tiene palabras en la
costura de las letras / solo perlas
que van trenzando montañas de
recuerdos en suaves ondulaciones del paisaje
aquí sentado frente al mar
sobre la mesa dos copas una botella
de un seco y blanco vino
color del oro cuando líquido se hunde
en las aguas azules de los sueños
enterrado en el hielo
esperándote
el cigarro me quema los labios
pero ahora lo más importante es que
el horizonte no se caiga
que sostenga por un instante la
astilla en el aire
darle ese milagroso tiempo a los
versos para que entonces
irrumpan en las venas / produzcan el
movimiento en la sangre
de esa manera que solo las querencias
saben
y surquen todos los infinitos mares que nos distancian / en un soplo
Quintín Alonso Méndez
No hay comentarios:
Publicar un comentario