El último sueño de un viejo
pisadas de pájaros, cimbreos de libélulas, rastros de
tristezas donde pudo haber besos insaciables mordiendo la vida para parir vida,
danzas de mirlos sobre la tierra como falsa lluvia que picotea llamando a las
lombrices a la superficie, espacios en blanco donde invisible late tu nombre,
algunos puntos suspensivos… para que te aflore delicada y tierna la sonrisa, brotes
de violetas en los adjetivos que encandilan, como rayos de luz con brisa
marina, hebras de algas, adjetivos callados pero húmedos, desnudos en su
soledad acostumbrada, con música de violines, como si existiera el mar y el mar
te trajera, volteretas inesperadas del aire al cambiarle el rostro a la luna,
temblores de olas en las ramas rotas de los recuerdos, pesadumbres en los
cansancios, alegorías en las siluetas de las sombras, en los rincones, las
ternuras de tus miradas, tu forma de estudiarme en silencio, sonrosados pétalos
que llevan las madres en sus manos, renglones amputados en la escritura,
amputado el cordón umbilical que quizás algún día me unía a la tierra, a los
mundos, escritura, irle poniendo cada día un ladrillo a la ciega luz abismal
del paisaje, a la horizontal verticalidad del sol derrumbándose en el
horizonte, tus besos, pisadas de pájaros, cimbreos de libélulas, inciertos
parpadeos, irreales, tu desnudez en mis brazos, siglos y siglos de distancia
entre la vida y yo, partículas diminutas deletreando las ausencias, marcando el
territorio de los vacíos, un abismo entre palabra y palabra, entre certeza y
escritura, escasez de escritura que desea ampliarse infinita, verterse mágica y
sublime en ti, para ti, pero se me corta la respiración, se me paralizan las
manos, se me nubla la mente, se me rompe el corazón y escaso me quedo, ¡ah, si
pudiera verter todos mis sentimientos!, tus caricias, pisadas de pájaros,
cimbreos de libélulas, violetas que llevan tu nombre grabado, dolor perfecto, íntimas
remotas desnudeces sin vernos, sin sabernos, ciudades que caminé y caminaré a
solas, dolorosamente sin ti, todo sin ti y sin mí, escritura perdida, apartada
de los caminos y de los sueños, tú en el mundo, yo en ninguna parte, escritura
donde pálidamente te poso para mirarte, escritura donde te veo caminar,
alejarte, reír, alejarte, abrazar, besar, alejarte, tus gemidos vertiéndose en
mi boca, pisadas de pájaros, cimbreos de libélulas.
Quintín Alonso Méndez
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