Del libro de poemas
«Las cuerdas del violín»
A diario descubre los nidos, deshojándolos
con las alas
libres de sus dedos
y le regala
los pájaros a la vida
dándole
vuelo a la luz,
le caen como
hebras de un sol reluciente
sobre los
hombros que ya quisieran estar desnudos
ser rodando
por arenales y selvas
la ladera
que resbala
hasta la
gruta donde nacen las raíces del agua
allí el sol
es luna, ave nocturna
que crea las
islas de los sueños
y donde
palpitan destinos de libélulas
en los
cielos del amor que no volaré.
A diario le
regala los pájaros al día
regalo que a
veces veo deshojarse
por estar
donde no debiera,
viéndola
pasar caminando por las nubes del camino,
empequeñecido
ante la suelta de las cometas
que invaden
la brisa.
Le regala la
luz dorada al desapacible día gris
con
desgarros de vientos fríos
y le regala
la luz dorada
al día azul
que trepa por el aire ensoñador
buscando sus
labios
Quintín Alonso Méndez
Silente y hermoso; sigue siendo hermoso.
ResponderEliminarEste poema tiene que tener música, y el estribillo, "allí el sol es luna, ave nocturna
ResponderEliminarque crea las islas de los sueños
y donde palpitan destinos de libélulas
en los cielos del amor que no volaré"¿quién podría cantar este poema?
Un pequeño ruiseñor. ..
ResponderEliminarUn alma en pena....
ResponderEliminarA dos voces...
ResponderEliminarNada de penas, "Allí el sol es luna" es el título. El amor entre el sol y la luna. El ruiseñor, que canta de día y hasta bien entrada la noche.
EliminarNo es el aullar del viento, es el soplo de la brisa...
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