La ternura a la mesa
No tiene edad este tiempo muerto
que a estas horas se rompe en lluvia
y viento
navega la mirada, inmóviles sabios
los árboles
que crecen ampliándose por las raíces
por los dedos de las ramas,
un silencio en cada hoja
una vuelta al mundo en cada temblor
de su cuerpo
no tiene edad lo que se ha ido lejos
lo que, si vino, fue un desplegar
alas
para irse más lejos
a ese lugar donde me dicen
que la luz y la tierra se confunden
con el pan en la mesa y las manos que
se abrazan
tiernamente enamoradas
un año no tiene edad
en esta casa que nunca cumplió años
al tiempo
hay una casa que nace
Quintín Alonso Méndez
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