Versosdelaplenitud 84

Yo vi cómo le devolvías la vida a un pájaro moribundo, anidándolo durante horas entre tus pechos de madre, llevándole de vez en cuando un pañuelo mojado en agua al pico, cómo le ponías de comer y beber a la paloma que venía todas las mañanas a saludarte, cómo quisiste y lloraste la muerte de tus gatos, de tus pájaros, cómo mimabas y amabas tus plantas, tus rosales, con tu risa de niña siempre, tu asombro feliz ante el vuelo de las gaviotas, tu sufrimiento callado a diario, tu dolor por el dolor que nos envolvía como un silencio enjaulado. Tu tristeza invencible. Te vi lágrimas, te vi la mirada con la sonrisa perfecta, con silencios diciéndolo todo, verdades como puños, crecían las caídas pero crecían las fortalezas. Vi cómo te desprendías y amabas, siempre atenta, armada contra reproches y distancias, desde tu soledad injusta. Nunca cejaste en el empeño de vernos saludables, felices, tú sola contra el mundo de los hombres. Vi tu resistencia feroz contra el vacío, contra el adiós

¡Tan bella la vida, tan triste, tan aciaga!

quintín alonso méndez

 

 

Versosdelaplenitud 83

Sin pretenderlo, somos complicidad, ¡tan cercana la lejanía

cuando se palpa la vulva de lo primario, la raíz del origen!

Lo que planto en los surcos de los versos, necesitado del agua,

germina y brota entre corales y algas en tu mirada de mar.

Se entrelazan y se elevan en tus dedos, como si me miraras.

Cómplices en el destierro, en la ternura de los recuerdos,

en el grito por la sed que domina el mundo.

Instante mágico en que juntos nos habitamos,

¡ah, amantes en algún sueño, en algún recodo del tiempo!,

como tú y yo ahora, en alarde cómplice del poema,

en algún aparte del silencio, entre rumores

de algas y corales, como si estuviéramos mirándonos

 

quintín alonso méndez

 

Versosdelaplenitud 82

Entre aguas azules y aguas negras me muevo,

a la deriva,

partido el tiempo en dos mitades paralelas,

inseparables.

Sonámbulo o quizás sin querer verme,

soy la nada que se mueve zarandeada por el destino,

y aunque yo no camine el camino no deja de caminar,

se aleja lo que vino, lo que no vendrá, o lo más triste,

lo que vino y no supe ver de tan oscura mi oscuridad.

O tanto el miedo a respirarte,

a elevarme para alcanzarte.

Estoy en la tristeza y estoy aquí,

secándose la raíz que me dio la savia,

pensando en tus ojos de mar,

en la brisa desgarradora de los dos mundos que me mueven la vida.

Entre aguas negras y aguas azules, a la deriva

 

El tiempo no se detiene, va hacia el abismo.

Allí te pensaré, escribiéndote

quintín alonso méndez

 

Versosdelaplenitud 81

En espiral, la noche se cierra en su silencio de caracola.

Susurros del latido se arropan en el sueño,

semilla del origen.

Caídos hacia las alturas con alas rotas

en busca de tus plenitudes

vuelan los deseos.

En espirales de enredaderas

se extienden los versos, lenguas escarbando en la noche

como murmullos de mareas

vertiendo el desnudo discurso del oscuro seducirte

La tristeza se desborda,

toma formas de plomizas alas de sueño herido

quintín alonso méndez

 

Versosdelaplenitud 80

El vestido negro, seda del sueño, silueteaba tu desnudez

de ánfora carnal seduciendo el aire de la tarde.

Seduciéndome.

Demoré los pasos, mis ojos buscándote en la arena,

latían de fiebre los sentidos,

sed de mar.

Pisaba en la niebla,

a tientas llegué a casa

palpando tu imagen,

tembloroso vine a escribirte

la palabra deseo

  

Vengo a escribirte,

es decir, a estar contigo

quintín alonso méndez

 

Versosdelaplenitud 79

Estuve en la plenitud,

donde el verso es sangre de la fruta,

lava de la lluvia.

En el lugar y el tiempo de la lujuria desgranada,

los surcos derramándose en hebras de agua,

dátiles del sol cayendo en las carnes como gotas de miel.

Estuve donde la tierra es el cielo, el mar tus ojos.

No supe quedarme, fue sueño desvelado.

Repentina ráfaga de viento se llevó el aire.

Yo estuve allí en la plenitud. La rocé en tus ojos.

El regreso no existe en el mundo de los vivos

quintín alonso méndez

 

Versosdelaplenitud 78

Y hoy, un día del mes de julio, se ha hecho otoño, aún sobrevuelan nostalgias del azul, de cuando verde primavera se dejaba llevar por el flujo y reflujo de las mareas en un océano ensoñado. Aquí el Diario del Poema se detiene, como si esperando el navegar de las gaviotas en un cielo gris, previendo la humedad de la lluvia que apenas si roza los pétalos de las rosas. Y detiene la mirada en un tiempo suspendido en el aire, enredado en nubes quietas como recuerdos. Eran los otoños campos de hinojos y amapolas y los besos resbalaban sinuosos por los sentidos. La vida tenía el sabor de las frutas de tus labios. Inamovible el destino. Anda perdido el otoño, vaga por el mes de julio

 

Vaga errante la sed por los humedales del verano

quintín alonso méndez