Claridades 5
Sucesivas lunas de viento,
alineadas una tras otra,
enviadas por el destino para sopesar y medir la paciencia,
la fragilidad de la calma.
Tienden trampas, nos engatusan. Porque de pronto nos vemos
tendidos
en una lujuria dulce de brisa acariciante,
pero apenas si cierra los párpados y ya los abre,
al descubierto y desprotegidos se esparcen los sueños
como débiles hojas de un otoño al acecho.
Nos quita estatura, nos corva hacia el suelo.
Se ahoga el grito, corre sangre por entre las manos
de tantos arañazos inútiles al aire violento,
lloran sangre y lágrimas los ojos, asaeteados
por infinitos puñales de arena ardiente.
¿Para cuándo el otoño del sosiego y los silencios?
quintín alonso méndez
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