Viaje interminable (106)
Sensible en
su desnudez, silencio que en lo habitado me pertenece,
envuelto en
un aire de poemas lejanos
con el aura eco
de lo ajeno, delicadas lenguas carnosas del agua
ascendiendo a
las azuladas nubes por los muros de piedra de los fríos norteños,
sensible en ilusorio
este silencio se aventura por los paisajes de tu cuerpo,
ahí, con voz
y piel de áspera, invernal marea, despaciosamente te recorro,
desde la
llamarada húmeda de tus ojos rasgando el viento,
a la herida en
arcoiris de lluvia que se deshoja en rotos temblores
quintín alonso méndez
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