Con el paso del tiempo las fechas son como islotes que se
vislumbran desde lejos
como estacas clavadas en el territorio de la existencia
solitarias estacas aisladas y algunas entrelazadas con el hilo
de la misma madeja
algunas vivas y encendidas como volcanes
otras apagadas como cementerios
algunas aún sangran mientras otras languidecen
símbolos que marcan en fuego sobre la piedra como estigmas
continentes o islas que quizás nos pertenecen o nos
pertenecieron
norays que nos indican los puertos en los que hemos atracado
si fuese la vista del águila se vería que son mástiles con
las velas desplegadas
pero en la estepa solitaria de los secos silencios de entre
todas las fechas
como ave o lluvia inaccesible
en las más elevadas alturas
grabada en la piel del álgido anhelo
destaca como llamarada el fulgir de la fecha sin número
del descubrimiento del océano de tus ojos
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