El árbol seco del camino (20)
XX
Atardece con
los resplandores delicados de saberte
no cabe la
tristeza en la hondura que te habita
oscuridad
azul que resbala de tus ojos
y hace noche
el sosiego
líquida la
estancia de los versos que te buscan
mar la
dulzura del salitre que me regresa al beso
escribirte rumor
indetenible de las mareas
escribirte la
forma curva de la seducida palabra
no estoy en
los territorios del cuerpo pero abundo en la materia
descansa en
este regazo del musgo y la ausente luna
libera la
sirga de los sueños y sueña
abandónate
en su lecho de algas
te prometo
el canto diario de los pájaros
en cada
amanecer que te alce
ah la
felicidad! ese néctar inabordable
al que no
dejamos de acercarnos
aunque el
viento nos arrastre lejos de la costa
quintín alonso méndez
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