Siempre
me he venido de los renglones de la novela,
un sentimiento dulce
pero doloroso
de la mano rozando la mano
me ha traído una repentina lluvia
que se me ha metido en los ojos
no han sido más que unas palabras escritas
que al ser rozadas por la brisa de un
recuerdo
se han puesto en movimiento
y se han vestido de voz
un susurro de agua
desnudo en el fuego
tembló la casa
un escalofrío tierno tierno
carnoso
me besó los labios
era tu boca
tu voz
Quintín Alonso Méndez
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