De «Póstuma, poesía anónima»
Después del adiós
Maltrechas las hojas del papel donde nada fue escrito
las zarandea el viento inmóvil que hay después del adiós
ni siquiera las palabras leídas han sido escritas en el país
de la nada
es innecesario el simulacro de una lágrima para barrer las
cenizas
de un recuerdo que ya era recuerdo antes de nacer para ser
olvidado
cien años caben en una frase incinerada en una copa de
cristal
alguna vez una infancia tendió un puente sobre un charco sin agua
hecho de barro de ramas de tarajal con el trazo curvo de unas
manos
vacías que quisieron tender el arco de una mirada que quiso
volar
cayó pronta la noche y pronta la oscuridad le arrancó los
ojos a los sueños
Quintín Alonso Méndez
Olas condenadas a ser llagas en la infinitud de tierras baldías.
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