jueves, 30 de marzo de 2017


La piel del verso


así de pequeña
es la estatura
de este verso
que quiere decirte
hola amor
y se queda
en silencio
así es el grito
de los peces
que vuelan
fantasmas
que regresan
o fíjate bien
son cadáveres
que devuelven las olas
porque de la tierra
es la muerte
la vida de las aguas
así de pequeña
es la estatura
de este verso
amor ola


quintín alonso méndez

miércoles, 29 de marzo de 2017


La piel del verso



Quisiera ser el poeta de tus mares
nada más
ese poeta que al leerle uno de sus desnutridos versos
hechos con la conciencia de lo invivido
arrancándole el corazón a la raíz misma
sintieras el temblor de la tierra trémula
el encanto de las algas cosquilleando las arenas del vientre
las tijeras de carnes del agua entre los muslos
el poeta que al oír su nombre encarcelado en una esquela
de verlo escrito en una esquina del desierto
te palpitara la piel de los sentidos como si fuera cierto
como si la materia tuviera alas y los deseos encuentros
sabor de plaza apacible / de patio con un naranjo
de habitación con ventana al escaparate del río
ah más tengo al alcance tan pocas palabras
tan escasas herramientas
tan lejana la cal de las encías / la piel de los huesos
que los versos que me nacen
son lombrices indefensas para las pescadoras águilas
pero en el intento está la fiereza de lo que se rebela
la vana ilusión de habitar en otra parte que me habite
y por eso a contracorriente arrancándole el corazón a la raíz misma
quisiera ser el poeta de tus mares
nada más

Quintín Alonso Méndez










viernes, 24 de marzo de 2017


La piel del verso

Se me rompe entre las manos la taza de porcelana de la lluvia
se deshace el barro de sus orígenes / pétalos de la arcilla
de aquellos dedos que pintaron la presencia para inventarla
caen con la lentitud de un ocaso en la húmeda lengua del aire
se me rompe la cáscara que tienen los días sin jaulas
pedazos que alguna mirada envuelve en sus íntimas pertenencias
se me rompe entre las manos la boca de agua de la lluvia
como eternidades / instantes mágicos del tiempo en el alambre
caen gotas a mis pies de su fruta transparente
las dos gaviotas desguazan las nubes / azulean lo último de la tarde
no son estrellas fugaces / son recuerdos que se adentran en la noche
acaso un pensamiento mientras la mirada / recóndita gruta indescifrable
roza la piel del libro que te mira en silencio / lloviendo detrás de la ventana
se me rompen las palabras metidas en el aguacero / son piedras
que estallan en la roca de las pérdidas / dátiles del sol
en penumbras se quedan los sueños que viven a solas / a la luz de una vela
se me rompe la lluvia entre las manos





Quintín Alonso Méndez

domingo, 19 de marzo de 2017


La piel del verso

Encima de la mesa hay un pájaro que pretende cantar las palabras escritas
sus plumas amarillas y sonrosadas es el amanecer que entra por la ventana
sus alas de arcoiris traen una  brisa marina que me deja en los labios un dolor
mueve la cabeza al compás de mis dedos que buscan en la espesura del papel
apartando con cuidado las zarzas / las hebras retorcidas de la memoria infantil
le roba agua al aire y yo le robo palabras indefensas al silencio rumoroso
de un azul que poco a poco se quita de encima el plomo de las nubes que llovieron
camina el pájaro por la mesa de cristal / baila la danza del tiempo que lee en el papel
quiere quedarse pero lo llama el sol del árbol que ya incendia las ramas más altas
brillan en sus hojas las gotas de plata de la lluvia / resbalan y caen al vacío
promesas rotas que estallan en el suelo dándole el aroma de flor a la tierra húmeda
los recuerdos son entonces mariposas blancas que revolotean en el aire que se agita
crecen y son libélulas / el pájaro me mira / lo acompaño a la puerta / miro su vuelo
me mira desde más allá /su sonrisa de libertad abastece al mundo de cielos abiertos
regreso a la mesa / al papel en blanco donde me sumerjo / al pájaro lo oigo cantar
las palabras escritas que algún día alguien te escribirá sobre una amorosa mesa de mar


Quintín Alonso Méndez


jueves, 16 de marzo de 2017

La piel del verso

Podría decir que el tiempo sin ti se detuvo
que desde entonces no ha sido sino su inmovilidad
aunque envejezcan los recuerdos
podría decir que la mentira es capaz de inventar infinitas
pequeñas y cómodas verdades que persiguen el propósito de olvidar
aunque nada se olvide
podría decir que cada noche me bajo al camino
a oír en el silencio los pasos de tus sueños
caminando por los caminos reales de la realidad
podría decir que desde entonces nada crece
solo es el ciclo de la espiral que gira hacia atrás hacia dentro
hacia el origen
podría decir que en el brillo del musgo
veo el mar de tus ojos la suavidad de tu sexo
pero solo sucede que es el amanecer cuando atardece
podría decir que el tiempo sin ti se detuvo
en cambio te digo que todo está bien
cada cosa en su sitio
en el sabio lugar preciso caminando su destino
Quintín Alonso Méndez




lunes, 13 de marzo de 2017

La piel del verso

ocurrió hace unos días / la sed mordía en los muros de piedra
fueron días que son  hijos del futuro
marzo cayéndose como todos los meses
en el saco vacío de lo que no tiene presente

Primer día del año que salgo a la terraza sin camisa
son los primeros días de marzo / tu dios le prendió fuego al aire
una agradable brisa al amanecer dentro de la calima
un horizonte de lilas sobre la arena de mar
todos los olvidos son de otras dimensiones
todas las frutas son de árboles con raíces en la carne
no importa que ardan los ojos y se embarren las lágrimas
se me rompen los huesos se me rompe lo irrecuperable
la seda es de arcilla y los recuerdos también son de nadie
diminutas gotas de sangre brotan donde respiran los latidos
resbalan dulces hasta los labios
es niebla marina que viene del desierto
de la sed más cierta del polvo más desnudo
una gaviota tantea la textura del agua antes de posarse
nunca tuve una barca que me sacara a navegar
he navegado solo por silenciosos caminos
por los territorios del hinojo y el musgo
una vez una mano tomó la mano de mi soledad
Érase una vez la travesía del amor
fue un parpadeo para luego
abrir los ojos y verle el rostro a la nada
que ya no ha dejado de llevarme de la mano
ahora el mundo arde
en la hoguera de la revolución muerta
como buitre picotea la sal en la piel del verso


Quintín Alonso Méndez



jueves, 9 de marzo de 2017


La piel del verso

Esta tarde me pertenece
solo
sumergido en la tarde que se amarillea como polen
en el azul del horizonte con piel de arena
que roza la desnudez del océano
con la suavidad de un gesto de adiós
sentado dentro de ella
en su burbuja de aislamiento
esta tarde me pertenece
lío el cigarro como si mis dedos estuviesen paseando por algas
llevo la mirada al rincón más ausente
al nunca habitado
no dejo que los pensamientos me traigan a lo cierto
le abro las jaulas a mis ojos
dejo que se vayan lejos
adonde no se piensa
y los sentidos son mariposas transparentes
si vuelven
cuando vuelvan
me hablarán de los paisajes
que forman las estrellas con los planetas
esta tarde me pertenece
si acaba en sonrisa la llevaré a la cama para que me acompañe
y si acaba en tristeza me llevará a la cama para que la acompañe
pero bebo de la tarde con la lentitud de lo que se acaba
no le pido nada
la veo navegar y con ella navego
pez en el aire
pájaro en el agua
no me habla y no le hablo
la oigo latir
oye mis silencios
me envuelvo en su carnalidad de brisa que se aleja
pero aquí se queda entre los versos
Esta tarde me pertenece

Quintín Alonso Méndez





lunes, 6 de marzo de 2017

La piel del verso

Percibo cerca los versos
enjambres de abejas en las frutas soleadas
cada vez los percibo más cerca
queriendo invadirme habitarme
son como venidos del mañana
traen sus herramientas sus vestiduras sus equipajes
para quedarse fugazmente quedarse
pero traen las trincheras y las barricadas del pasado
la misma sangre corriendo por los ríos de la memoria
que sepultan
no acepto más bandera que la bandera de la soledad
y clamo por la utopía
por la libertad del mundo
la maldad humana exige renuncias de los rincones más solitarios
del cementerio
Mientras
los sueños falsos viven soldados de las tradiciones
la riqueza se hereda de los esclavos
percibo cerca los versos
cada vez más cercano el olor del azufre
el cántico inmenso de lo innecesario
esta vida este sentimiento este pasar de largo
las parras son envenenadas por el futuro
las parras son envenenadas por el futuro
nuestro próximo vino será conmigo

solo a solas conmigo

Quintín Alonso Méndez

jueves, 2 de marzo de 2017


La piel del verso

Eres alta como el paisaje vertical de la amapola
alta más alta y más lejana que la sedosa suavidad de la violeta
alta como si fueras pájaro sumergido en el océano del cielo
lejana más lejana que la alta noche que me cubre para desprotegerme
ah alta lejana sombra bajo el sol más ardiente donde arden las hogueras
largamente se alarga la alta silueta caída del viejo árbol en la alfombra de la tierra
altas hormigas se encumbran en la rocosa y rugosa montaña de madera
ahí me subo a lo más alto de la esfera y no te veo ah cómo ruedan los astros
cómo rueda la alta noria impulsada por las abejas que un día libaron de tus flores
Eres alta más alta que el abismal vuelo del gemido más íntimo más profundo
más alta que la raíz más hundida en la inmensa estatura de tus valles más íntimos
alta como el grito del relámpago como la furia de la ola presa en los arenales
larga y alta como la espiral de los vientos cuando el mediodía se enreda perdido
más larga y más alta que la tristeza que se viene hacia adentro alta como la nostalgia
largamente alargada tu altura que se eleva por encima de los sueños de los bosques
tan alta eres que para verte he de alejarme más cada vez caminar sin detenerme
y por el sendero de la soledad rozar con mis dedos el tallo tierno que inicia el ascenso
eres alta como el paisaje vertical de la violácea amapola

Quintín Alonso Méndez